¿Por qué debemos hablar de violencia de género?

La violencia de género es un tema que constantemente se escucha, pero que desafortunadamente poco se comprende; más allá de las interpretaciones que pueda tener, como comunidad educativa es muy importante tratarlo abiertamente y dimensionar su importancia con la finalidad de comprenderlo y  proponer acciones que lleven a la convivencia sana y constructiva entre todas las personas que conviven en la sociedad.

En nuestras relaciones personales hemos normalizado la violencia, debemos observar nuestra conducta y la manera en que algunas dinámicas de nuestras relaciones pueden ser parte de estas violencias que en muchas ocasiones ni siquiera son percibidas.

Generalmente, estos actos de violencia imperceptibles parecen parte de una relación cotidiana, de los lazos de confianza, al tiempo nos alejan de lo importante y nos encierran en una dinámica carente de respeto, tolerancia y libertad. Más grave aún, se convierten en relaciones en el que se olvidan los elementos esenciales de la dignidad y desaparecen las muestras de cariño y amor que deben guiar toda relación humana. 

Existen muchas preguntas ante la violencia perpetrada en contra de la mujer: ¿Por qué lo permitió? ¿Qué hacía tan tarde en la calle? ¿Por qué iba vestida así? La realidad es que no existen motivos que justifiquen estos actos de violencia, no hay alguna razón que pueda sostener la atrocidad del feminicidio o cualquier tipo de violencia en contra de niñas y mujeres.

Lo más difícil es visibilizar que niñas y mujeres no solo son víctimas de violencia, sino que también existe la revictimización, en la cual  mediante expresiones o acciones, justifican los actos de violencia cometidos; los cuales limitan los gustos y habilidades o  existen presionan por complacer y dar continuidad con roles de género establecidos por la sociedad, que concluyen en serias afectaciones.

Cuando alguien tiene duda sobre la presencia de elementos violentos en algún comportamiento, sería importante cuestionar los estereotipos y prejuicios impuestos. Con frecuencia estas formas de pensar limitan a los hombres en ciertas conductas como la manifestación de las emociones, lo que provoca diferentes consecuencias en las dinámicas cotidianas y con el tiempo pueden generar diversas consecuencias en la salud emocional de una persona. 

De manera poco perceptible, las mujeres  viven asumiendo roles que están construidos desde una posición de desigualdad, o que cumplen con ciertas normas desde lo que se considera el “deber ser y hacer de una mujer”, un ejemplo claro de esto son las tareas que históricamente relacionadas al rol de las mujeres  como el trabajo doméstico o los cuidados familiares. Esto ha llevado a que muchos grupos promuevan el concepto de “empoderamiento en la mujer”, que se relaciona con la capacidad que ella tiene para ejercer todos sus derechos y el que nos corresponde fundamentalmente como institución el derecho a la educación; conociendo y reconociendo sus habilidades en diferentes áreas, rubros y profesiones.

El proceso ha sido largo, fue hasta 1887 que las mujeres tuvieron acceso a la educación y apenas en 1955   por primera vez se generó el derecho al voto de la mujer, por citar algunos ejemplos. Esto ha generado brechas de desarrollo e igualdad de oportunidades que hoy nos hacen cuestionar las condiciones de vida existentes.  Hombres y mujeres tienen diferencias evidentes como en el ámbito biológico, pero debe ser claro que en lo que se refiere a los derechos, la igualdad es incuestionable, por lo que estamos llamados a eliminar cualquier obstáculo para lograr construir una sociedad verdaderamente libre de violencia. 

Debemos hablar de violencia de género, es necesario, solo así podremos generar mejores estrategias de prevención y atención, identificando aquello que es aceptable y aquello que no debe ni puede ser permitido en nuestra sociedad. Hoy en día tenemos algo a nuestro favor y es que contamos con una sociedad que se cuestiona y que observa en beneficio de la convivencia, así que debemos hablar de ello, y mejor aún, generar actos de conciencia que logren y garanticen una comunidad fortalecida y dignificada.

Psic. Itzel Aritzin Flores Arreola
Especialista en temas de Equidad de Género

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